sábado, 7 de junio de 2008

Para entender a este perfil bajo

Nunca seré el alma de la fiesta, ni siquiera de la mía. No voy a ser yo quien cuente el último chiste del tipo "mamá mamá, en la escuela me dicen...". No traeré la primicia "calientita". Pocas veces inicio una conversación, así me evito posibles fiascos y se los evito a posibles interlocutores. No rompo hielos ni pongo paños fríos. No seré el primero en salir corriendo si hay un terremoto en el sur –o más cerca–, ya que el papelón es más riesgoso que la catástrofe en sí. No me sé las canciones de moda ni sus pasos de baile. Jamás bailaré coreografiado –ni lo volveré a hacer, y menos en un gimnasio acompañado de mi hermana–. Me iré a vivir lejos, solo, en un cuarto piso, sin vecinos y sin timbre, ahí es casi seguro que la movida tropical no me alcanzará. Me presentarán varias veces a las mismas personas y ellas ni cuenta se darán, obtendré el increíble súper poder de la invisibilidad, que es, en suma, la tristísima capacidad de pasar desapercibido a cuanto lugar vayas. Haré del "Desaparecido" de Manú Chao mi himno, pues soy el fantasma que nunca está. Cuando me buscan nunca estoy, cuando me llaman nunca voy. Esto debido a que casi 15 años atrás, un esmerado profesor, a quien admiraba, hacía anotaciones individualizadas de sus alumnos en las alegres vacaciones útiles que dirigía. Mi curiosidad felina me llevó a buscar mi nombre y saber qué impresión tenía de mí este amauta veraniego del siglo XX. Tras muchos "deportistas", "dinámicos", "líderes", "algo flojos", "engreídos", llegué a mis apellidos, con una excitación digna de un preuniversitario buscando su nombre en la relación de ingresantes... "Apático", leí, seguido de un "él hará todo lo que le digan, así no esté de acuerdo". Años luz mediante, no sé si sigo siendo el mismo, lo único que no he querido es defraudar a este magnífico maestro humanista y visionario...

2 comentarios:

£dely dijo...

"Hoy me siento incapaz de todo. Una pereza moral irresistible. Sólo ansío viajar. Cambiar de panorama. Irme donde nadie me conozca. Aquí ya soy definitivamente como han querido que sea". - Al leerte sentí nostalgia,quizás hasta melancolía, me recordaste a mi escritor favorito, aquel que fácilmente esbozaba una sonrisa en mi cara en la misma medida que hacía correr lágrimas,él de acentuado pesimismo, él que tenía la mejor forma de explicarnos la vida dura, fea y cruel sin dejar de matizarla con la ironía más fina,con frecuencia me veía inmersa en sus escritos, como me vi ahora, sin querer, en el tuyo.Quien escribe y genera con ello algún tipo de reacción, debe seguir haciéndolo,no debe detenerse nunca,es lo que creo.¿Lo crees tú?.

Anónimo dijo...

Shy:
No soy parte de este relato,drasticamente soy todo lo contrario a lo que escribes, pero veo la otra realidad de la que dices ser,no me doy cuenta, pero conosco a alguien que simula ser lo mismo,sin embargo forma parte de un mundo similar al mio y me cautiva con su mundo queriendo relacionarlo al mio...y nos dimos cuenta que encaja....
La profundidad de tus palabras ...waltercito!